jueves, 15 de julio de 2010


Era como si el frio de la mañana se colara en su cuerpo juvenil y le acariciara, como si la frescura del viento se introdujera en sus pulmones haciendo que despertara a un sueño de paraísos imaginados, era como si su sombra danzara con las partículas que flotaban en el aire, como si su cuerpo se liberara a una energía pura y mística, que la envolvía y la hacia danzar con espíritus... Sus manos eran libres como hojas de otoño abandonadas a la brisa nocturna, el cuerpo se movía y batía como una pluma cayendo al abismo, mientras su mirada… su mirada se perdía a mundos de lo inimaginado, a la luz de la vida. Despertaba a la nueva vida, a las brisas del mundo, a la paz y penumbra nocturna envuelta en un sueño de aromas y esencias, al comienzo y amanecer de su cuerpo frágil y vivo…